lunes, 9 de abril de 2018

Vieja estación




Vientos de soledad en la mañana
        y en el andén espera        
la sombra del amor que acaso fuiste,
se me escapó tu huella en el espejo
y  no te reconozco
 y no sé cómo hablarte.

Como si fueras otra me recuerdas
al silencio que canta
en los versos que pierden la cadencia
 cuando emergen del alma desprendidos
por un tibio calor que ya no sienten.

En la vieja estación rota y vacía
que no tiene cuadrantes de destinos
he pasado la tarde
con los bancos gastados
y un reloj sin agujas que se duerme
en el rumor del tren que nunca pasa,
en los besos errantes
que perdieron el norte en el camino
y forjaron la nube de tu ausencia.

Aranjuez está lejos,
los trigales se visten de verano
y los ecos torcidos se derraman
en un torpe cuaderno  
que no arrastra mi nombre por tus venas,
que no arrebata un lazo en tus esquinas.

 En el rincón de sombras impregnado
por la grave caricia de tu rostro,
por la larga madeja sin memoria
de los recuerdos quietos que se mueven
está mi corazón llorando triste,
pensando en los senderos perseguidos
que arrastrarán los nombres
 de los bellos amantes desolados
que algún día tuvieron
la sonrisa despierta de la aurora,
la mirada de luz que yo he perdido.

2 comentarios:

  1. Preciosos y emotivos versos Enrique, mal nos amanece cuando se pierde la sonrisa, un enorme placer leerte, besos.

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  2. Me alegro mucho, Ale, de que te hayas pasado por este rincón y de que tengas palabras hermosas para este sencillo poema de amor que se me había perdido y volví a encontrar hace poco.

    Muchas gracias. Un abrazo.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.